martes, 29 de diciembre de 2009

FLEEEESH ! ! !



Videodrome (David Cronenberg, 1983) exploraba la posible fusión de la máquina y el cuerpo en una atmósfera de terror tecnológico. Al final de la película, Max Renn, el protagonista, se suicida cambiando su cuerpo corrupto por la Nueva Carne al otro lado del televisor. Su mano se ha fusionado con la pistola y la piel tiene un aspecto similar a la de un pulpo. Y uno no puede evitar preguntarse que pasaría si esto se hiciera realidad.

Los avances en bioingeniería permiten actualmente desarrollar pequeñas porciones de piel viva a partir de células madre. Esto es especialmente útil en tratamientos de accidentes y quemaduras. Se espera que en un futuro esta tecnología se siga desarrollando y... ¿qué ocurriría si pudiésemos producir carne viva a nivel industrial? ¿Podría llegar a ser éste un material de construcción eficiente? Imaginemos que se puede fabricar en grandes dimensiones y mantener viva mediante un sofisticado sistema electrónico-digital. Y que empezamos a utilizarlo como elemento de división de espacios. Llegaríamos entonces al concepto de "piel" en el sentido literal del término.

Marcos Cruz es un arquitecto que vive y trabaja en Londres. Junto a Marjan Colletti dirige la Unit 20 en la Bartlett UCL. Marcos Cruz ya ha imaginado todo lo expuesto anteriormente y parte de la base de que esta piel viva con un sistema digital que la mantiene existe.
Su investigación explora la relación entre la piel humana y la arquitectónica. En su proyecto "Hyperdermis" los usuarios habitan una piel arquitectónica viviente. Ésta es un tejido biológico con instalaciones de servicio. El proyecto entero adopta la estética de la carne. Se construye un escenario hipotético de muros habitables, superficies atravesadas por poros, cicatrices protuberantes, tentáculos reactivos o cámaras empotradas a las que el usuario llega arrastrándose por orificios extensibles.Su intención es revertir el discurso de la arquitectura tradicional donde se proyecta pensando en el espacio vacío y utilizar el muro-carne como herramienta central del proyecto.

Cruz esgrime que la relación de los humanos con su propio cuerpo está cambiando y la cirugía estética es sólo el principio. Cada vez mayor número de técnicas posibilitan mejoras anatómicas y sensoriales. La confianza en que nuestro propio cuerpo se transformará en un "cuerpo tecnológico" capaz de interactuar con el medio de manera cambiante y responsable es crece con el tiempo. Esta fusión cada vez más posible de la tecnología con la carne le lleva a pensar en espacios habitables que puedan integrarse como parte de este "cuerpo tecnológico" y conectar sus "organos" electrónicos a las terminaciones nerviosas de este.




Fotografías: Fleshscape 1 y Fleshscape 2 de Yu-Ying Hu



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